Hace muchos años, estaba iniciando mi recorrido docente, y dictaba la misma asignatura en tres universidades privadas distintas. Se trataba de la carrera Licenciatura en Relaciones Internacionales. La materia que daba era una de las principales de la carrera, "Introducción a las Relaciones Internacionales". Como se trataba de la primera asignatura y más importante del primer año de cada carrera en las diferentes universidades, siempre nos deteníamos para presentarnos y conocer un poco al grupo de estudiantes. Se trataba de una materia de carácter obligatorio y con muchas asignaturas correlativas, era una materia anual. Cada año, el grupo de estudiantes era bien diferente en cada universidad. La particularidad de esta carrera es que teníamos tanto estudiantes que recién terminaban el secundario cuanto adultos que elegían a las Relaciones Internacionales como segunda carrera con un recorrido académico previo.
Recuerdo particularmente un estudiante, en la Universidad A, al que nunca se le escuchaba la voz en la clase. El primer día, se presentó y luego nunca más le escuché la voz. Llegó el primer parcial y entregó la hoja en blanco. Transcurre el segundo cuatrimestre, sin escucharle la voz, y llega el segundo parcial. También entregó la hoja en blanco. No había cumplido con los trabajos prácticos semanales y solo había entregado los trabajos grupales. Ya no tenía ninguna posibilidad, ni de hacer el único recuperatorio que se realizaba después del segundo parcial. Me acerqué a hablar con él, pero no me quiso contar nada. Sólo me dijo que no había estudiado.
Al siguiente año, es el primer día de clase en la Universidad B, y adivinen con quién me encuentro? Sí!!! Ese mismo estudiante, perseverante! Estaba escondido casi en uno de los últimos bancos, al fondo del aula. Y cuando le llegó el turno de presentarse, me miró y me preguntó: "Profe, usted da clase en todas las universidades?". Fue muy gracioso! Definitivamente, fue la mejor pregunta que alguna vez me hicieron. Sólo nosotros dos lo entendimos y estallamos en risas! Los demás compañeros nos miraban sorprendidos! Pero ese año, encaramos una relación distinta y hoy es un excelente colega!!
#flashmobtec #lindosrecuerdos
lunes, 9 de noviembre de 2015
martes, 3 de noviembre de 2015
Perplejidades en francés: déjà-vu o aide-mémoire? #escenariostec 2015
Tal vez parezca un déjà-vu
pero hace dos años, transité este mismo espacio. Desde otra mirada, desde otro
lugar, con otros tiempos y diferentes preocupaciones.
Hace un tiempo, con el rol de tutora, compartí una
experiencia inolvidable de construcción colectiva, de inspiración y de
aprendizaje potente, en palabras de Mariana Maggio. Me gustó el hacer
colaborativo entre los tutores y los participantes. Me impactó el movimiento,
recuerdo que me quedaba mirando la pantalla del padlet que había creado, para
ver cómo en minutos, se llenaba de ideas, experiencias, anécdotas y preguntas.
Recuerdo cómo miraba completarse ese mapa mundial, con nombres, lugares, fotos
y sentidos. Los foros eran imposibles de seguir porque las participaciones en
cantidad y calidad me desbordaban y me abrían la cabeza. Todavía disfruto
cuando traigo estas experiencias de nuevo a mí.
Hoy, me lo planteo como una experiencia interesante para ver
desde el otro lado. Hoy, me interpela la curiosidad de revisar mis propias
prácticas, de hacer un inside y
volver a mirar, pero con otros ojos. Cambiar los lentes y mirar de otro modo. Y
ver… ver qué pasa, ver qué me pasa y pararme de otra forma frente a mi quehacer
docente, ponerlo en cuestión, repensarlo y replantearlo. Completé mi
participación en un padlet, con una experiencia y una pregunta, una de las
tantas que tengo. Empecé a leer todos los foros y elegir dónde y cuándo
participar. Claro que el cuándo se desdibuja mientras que completo mi
participación y vuelvo al foro, otras varias se aparecieron. Hoy volví a ver el
mapa completarse, puse mi nombre, señalé mi lugar y lo doté de significado con
mi forma de ver mi espacio.
Observo primero, que la propuesta poco ha cambiado en
general, pero que la experiencia que tengo ahora es totalmente nueva. Además, mi
crecimiento en estos dos años ha sido interesante no sólo respecto de mi
implicancia en la docencia sino también en la forma en que abordo los temas de
tecnología educativa. Observo también, que me juegan otros tiempos, más
pausados, más relajados, para recorrer los espacios, para mirar los escenarios
y acercarme a ellos, abordarlos y resignificarlos para mí. Leo algunos de los
textos y de las participaciones y se me aparecen como aide-mémoire, me traen vivencias y situaciones. Me invitan a la
reflexión y ponen en cuestión algunos de mis pre-conceptos.
Así de perpleja y compleja es la educación. Ni déja-vu ni aide-mémoire. Si de construcciones se trata, esta edición de
#escenariostec es una nueva oportunidad de mirar, mirarme, volver a mirar y
cuestionarme, de aprender, resignificar, de interpelarme, profundizar y
colaborar, aprender de y con el otro, construir escenarios paralelos y glocales
de nuestros saberes y prácticas.
miércoles, 1 de julio de 2015
En la búsqueda del equilibrio
Últimamente, me he sentido
abrumada por la cantidad de cosas a realizar y tareas pendientes. Con unas
compañeras de la oficina nos armábamos la lista de “pendings” y era interminable,
porque a medida que tachábamos un ítem, aparecían unos cuanto nuevos.
En esta época del año, los que
somos docentes estamos cerrando el cuatrimestre. En mi caso particular, se
junta el cierre del cuatrimestre y la consabida corrección de cientos de
trabajos, con el cierre de un módulo como tutora y despedida virtual, más los
trabajos pendientes de la maestría, los cursos y capacitaciones de mi propia formación
docente y la especialización virtual que también estoy haciendo. A eso sumo la planificación
del próximo cuatrimestre y los nuevos desafíos a encarar. Demasiado…
Por supuesto que cerrar el
cuatrimestre, no supone únicamente calificar trabajos, parciales y entregas.
Busco evaluar en profundidad, reconocer los esfuerzos, hacer devoluciones
significativas, que sea un verdadero momento de aprendizaje.
Planificar además los nuevos desafíos
es buscar y seleccionar nuevos materiales, pararme a la vanguardia de la
bibliografía y conocer las aplicaciones más útiles para encarar el proyecto.
Supone armar un cronograma tentativo de trabajo, dejarme los tiempos
necesarios para gestionar los emergentes que siempre surgen, empezar a latir
las vivencias que compartiré con nuevos grupos de estudiantes.
A todo esto, vamos a sumarle esa
necesidad de actualizarnos constantemente. Esto no es únicamente con la
bibliografía, no supone sólo leer y estudiar. Esto significa también dar cuenta
de ese aggiornamiento y actualizar constantemente nuestros posteos en redes.
Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest, el blog nos demandan tiempo, energía,
ideas potentes, dudas a resolver… nos demanda más y más…
Cuando empecé a realizar este conteo de
actividades que tienen que ver con mi formación y con mi actuación docente, me
vi como una malabarista, tratando de atajar todas las pelotas al mismo tiempo,
sin que ninguna se caiga y tratando de mantener el equilibrio del libro que
tengo sobre mi cabeza mientras me balanceo en la bicicleta que está sobre una
silla, que se apoya sobre la mesa.
jueves, 25 de junio de 2015
Como el vestido que me hizo mi abuela
Las redes sociales se resignifican con cada usuario.
Esta idea nace a partir de una nueva propuesta del CITEP, en la que nos invitaban a utilizar una cuenta en Twitter. Y me obligó a poner en cuestión el uso de las redes sociales que hacemos todos, en general, y como docentes, en particular. Me sentí identificada con una primera reacción casi de rechazo hacia esta red. Recordé que tuve la misma impresión al tener que decidir, hace unos años abrir o no abrir una cuenta en Twitter. Oportunamente, tuve el empuje de mi sobrino, casi una obligación para ser "in", que es como estar "on". Y así me puse a pensar si quería meterme "en" esta red social.
Los prejuicios me llevaban a desistir de la idea, hasta ese preciso momento en el que mi sobrino, sin someterlo a discusión, me creó un perfil en esta red. Me resistí al principio, y no la utilicé. Demasiado complicado para mí... me decía. Los primeros pasos, los fui dando de la mano de mi sobrino, que me mostró cómo él la utilizaba, a quién seguía y cómo lo hacía. Poco a poco, fui empezando a bucear en ese submundo, a descubrir qué encierra, a entender que en 140 caracteres podía rápidamente seleccionar la información que me interesaba y entrar a ver sólo aquello que llamaba mi atención. Fui empezando a seleccionar a quién seguir de acuerdo con mis intereses. Fui empezando a descubrir sus bondades, resistida - a veces, todavía- pero curiosa - la mayor parte del tiempo-.
Más tarde, empecé a utilizarla más y más. La descubrí y la redescubrí con cada uso, con cada seguidor, con cada twit (o tweet o tuit?)... La introduje en la clase, la presenté al grupo y le di una utilidad. La doté de sentido, para mí. Le di el uso y significado que me sirve, que uso y que me cierra.
Aprendí a usarla tanto para tomar lista, para revisar los presentes de la clase, así como para enseñarle a los chicos a sintetizar la idea principal de un texto.
No hago el mismo uso de esta red, que el que hace mi sobrino, que el que hacen los estudiantes con los que me toca compartir aula, que el que hacen mis colegas, que el que hace mi hermana o que el que hacen los políticos en campaña, o los artistas. Cada uno se arma su red como ese vestido que me hizo y coció mi abuela, como un traje de sastre, hecho a medida.
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